viernes, 23 de octubre de 2009

PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE: INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. EL DUALISMO CARTESIANO


Cualquier esfuerzo sistemático para entender la conducta debe tener en consideración qué aprendemos y cómo lo aprendemos. El aprendizaje es uno de los procesos biológicos que facilitan la adaptación al ambiente. Los afectos adversos de los cambios ambientales se compensan a menudo con ajustes conductuales.

El aprendizaje no sólo es el incremento o la adquisición de nuevas conductas, sino que también puede consistir en la pérdida o disminución de una respuesta.

El aprendizaje se estudia mediante experimentos que conllevan condicionamiento u otros procesos de entrenamiento.

Estos aprendizajes se realizan en la vida diaria sin necesidad de una instrucción o formación explícita u organizada.

La tradición conductista analiza el comportamiento en términos de estímulos antecedentes y consecuentes. En base a ello prima el aprendizaje procedimental de carácter automático, que no requiere conciencia, frente al declarativo, más accesible a la conciencia.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El origen de las aproximaciones teóricas al estudio del aprendizaje se encuentra en René Descartes.

Antes de Descartes se pensaba que:

1. El comportamiento humano no estaba determinado por la intención consciente y por el libre albedrio.

2. No se consideraba que las acciones de las personas pudieran estar controladas por estímulos externos o leyes naturales.

3. Lo que una persona hacía era fruto de su voluntad o intención deliberada.

Descartes reconoció que muchas de las cosas que hacen las personas son respuestas automáticas a estímulos externos. Formuló el DUALISMO CARTESIANO según el cual existen dos tipos de conducta humana, la voluntaria y la involuntaria.

La conducta involuntaria son las respuestas automáticas a estímulos externos mediadas por un mecanismo, el reflejo.

La conducta voluntaria no requiere de la intervención de estímulos externos. Se debe a la voluntad consciente de actuar de manera determinada.

Descartes asumió que los estímulos externos son la causa de toda la conducta involuntaria. Asumía también que sólo había un conjunto de nervios encargado en el intercambio entre los sentidos y el cerebro, lo que permitiría una mayor velocidad. Este sistema de conducta involuntario sería el único disponible para los animales no humanos, por lo que los animales no tendrían libre albedrío ni acciones voluntarias o conscientes, siendo toda su conducta propia de una actividad o respuesta refleja a estímulos externos. La superioridad de los humanos era debida a la mente o alma.

La mente se consideraba una entidad inmaterial. Descartes consideraba que la mente y el cuerpo estaban unidos mediante la glándula pineal, por lo que la mente podría tener conciencia de las acciones involuntarias e iniciar conductas voluntarias que inician en la mente y son independientes de la estimulación externa.

El dualismo mente-cuerpo dio pie a dos tradiciones intelectuales: Mentalismo y Reflexología. El mentalismo se centraba en el estudio de los contenidos y funcionamiento de la mente. La reflexología, por su parte, se centraba en el estudio de la conducta involuntaria. Ambas son la base del estudio del aprendizaje moderno.

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